Tres películas de terror ambientadas en hospitales psiquiátricos

    Los hospitales psiquiátricos (y más si están abandonados) son uno de los escenarios predilectos de los amantes del terror y, en mi opinión, mucho más enriquecedores para la historia que otros como las casas encantadas o las cabañas en mitad del bosque. Si bien es cierto que en muchos de ellos los elementos resultan a veces repetitivos (expedientes con horribles fotografías, quirófanos en los que puede que aún queden restos de sangre reseca y sillas de ruedas que se mueven solas en momentos de máxima tensión), el hecho de que sean lugares relacionados con algo tan desconocido y perturbador para el ser humano como lo son los miembros de sus comunidades cuya propia mente es un peligro o tiene algún tipo de defecto o rareza que no se puede comprender o controlar hacen que, con pocos elementos, consigan crear una atmósfera aterradora que funcione correctamente. A continuación veremos cinco películas con hospitales psiquiátricos como escenario, de las que os hablaré brevemente y os daré mi opinión personal en unas pocas líneas. Os lo advierto, no son grandes joyas del cine, y de hecho quizá os asustéis al ver las puntuaciones que tienen en Filmaffinitiy, lo siento, pero no es mostrar las mejores películas de terror lo que promete esta entrada, sino mostraros tres películas con temática común entretenidas, que se disfrutan, que creo que os pueden hacer pasar un buen rato. Prometo que os hablaré de maravillas cinematográficas en otra entrada, pero sigo creyendo que no os arrepentiréis de ver estas películas independientemente de lo que opinen de ellas los cinéfilos.

1. Session 9: ★★★★★

Vi esta película sin muchas expectativas, y la verdad es que me sorprendió muy gratamente. Trata de una empresa que retira residuos peligrosos y que es contratada para retirar el amianto de un antiguo hospital psiquiátrico ya abandonado, el hospital de Danvers, situado en mitad de los montes de Massachussets. El edificio es inmenso y el jefe del grupo de trabajadores ha prometido que podrán hacer el trabajo en una única semana, y la película muestra a la perfección como esta tensión influye a los personajes desde que empiezan a trabajar. Sin embargo, lo mejor de la película comienza cuando acontecen sucesos de apariencia paranormal, que se nos presentan a base de seguir a uno de los personajes durante unos minutos. Esto, además, nos permite percibir una soledad asfixiante que envuelve a los personajes, y que parece aislarlos incluso en los momentos en los que varios de ellos trabajan en la misma sala. A medida que el film avanza el ambiente y las relaciones empiezan a enrarecerse, el síndrome de la cabaña (que, a pesar de que los medios hayan difundido durante el confinamiento que es el miedo a salir de casa se trata de todo lo contrario, una sensación claustrofóbica percibida por una persona o grupo de personas cuando permanecen aislados en un sitio cerrado durante algún tiempo). Además, todo esto se mezcla con una serie de acontecimientos extraños, que sin embargo te llegan a hacer dudar de la cordura de los trabajadores e incluso de la tuya, pues es realmente complicado discernir si son reales o imaginados. Además, un detalle especialmente favorable de esta película es que es sencilla, te ofrece exactamente lo que promete, no es una de esas películas cuyos finales acrobáticos con pretensiones de unir en un momento todos los elementos presentados a lo largo del metraje que acaban por no tener ningún tipo de sentido, como le ocurre Villmark Asylum, película sueca cuya premisa es casi idéntica a la de Session 9, pero que peca de pretenciosa y acaba teniendo un final completamente carente de interés.

 

 

2. La cura del bienestar: ★★★☆☆ 

A pesar de que esta película se me hizo algo larga, considero que merece la pena verla al menos una vez, por su originalidad y, sobre todo, por su estética cautivadora. La premisa inicial es digna de una novela gótica al más puro estilo Drácula: un ejecutivo es enviado a los Alpes suizos para traer de vuelta al director general de su empresa, que acudió allí para relajarse y curar sus atacados nervios y no ha regresado. El hombre, que al principio está completamente extrañado por la peculiar misión y que no ve con buenos ojos el extraño sanatorio, se va sumergiendo poco a poco en la rutina del lugar, va cayendo en las terapias, tan relacionadas con el agua, que en un primer momento le parecían estúpidas e incapaces de curar a nadie y, finalmente, acaba siendo diagnosticado con la enfermedad que todos allí creen tener, y con cuya cura (que, por supuesto, solo pueden recibir en el misterioso edificio) se obsesionan hasta el extremo. Si bien esta película trata de un sanatorio y no de un psiquiátrico al uso, la idea de estar atrapado dentro, de llegar a un punto en el que te ves tan absorbido que ni siquiera quieres salir, el aislamiento absoluto con el mundo exterior y la impresión de que allí la realidad y las relaciones sociales se rigen por unas normas diferentes nos acercan mucho a las películas de hospitales psiquiátricos. De hecho, incluso la morfología del edificio y los planos asfixiantes de la película nos remiten a este tipo de cine. A pesar de que hay ocasiones en las que la acción avance excesivamente lenta, o en las que parezca que los acontecimientos carecen totalmente de sentido, la fotografía de tonos verdosos de ambiente cadencioso de esta película y la brillante actuación de Dane DeHaan hacen que la película merezca la pena, y que debáis verla si tenéis una tarde libre.

 



3. Encuentros paranormales: ★★★★☆

Sí, sé que todos estáis hartos de el found footage y que no siempre funciona tan bien como los directores que lo utilizan sin descanso creen, pero en este caso merecerá la pena. La película trata de un grupo de cazafantasmas con un programa de televisión que se adentran en el hospital psiquiátrico de Collingwood, abandonado hace tiempo y en el que se han notificado múltiples fenómenos extraños, para pasar toda una noche y verificar o desmentir estos acontecimientos. La película es tan predecible como nos deja advertir su premisa: se colocan cámaras por todo el edificio, se acuerda con el guardia de seguridad del edificio que por la mañana debe ir a buscarlos, y empieza la acción. Quizá sea una película más de sustos que de miedo, pero desde luego nos mantiene en vilo y los jump scare a menudo funcionan a la perfección. El found footage tampoco se nos hace pesado ni aburrido, precisamente porque no esperamos una obra de arte de esta película, sino nuestra dosis de miedo y tensión. De hecho, a mí personalmente las grabaciones nocturnas que únicamente nos ofrecen los vídeos en escala de grises y tonos verdosos me parece que ayudan al ambiente tétrico y a que no veas venir los sustos, que precisamente ocurren en su mayoría cuando se nos muestran este tipo de vídeos. Además la ambientación es buena (más cercana a los hospitales psiquiátricos abandonados en la vida real, completamente vandalizados, en lugar de tener ese aspecto de ruina gótica que a veces se les confiere), los personajes, aunque estereotípicos, son mucho menos insufribles que los que estamos acostumbrados a ver en este tipo de película (sí, me estoy refiriendo al Proyecto de la Bruja de Blair) y, lo mejor de todo, ¡hay otra segunda parte que, a pesar de ser muy parecida, consigue de nuevo entretenerte, mantenerte en tensión y darte más de un susto!

 



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