El caso real en el que se basará la siguiente película de Expediente Warren

 Después de un tiempo pensando en abrir un blog que hablara de temas misteriosos, de cine de terror y de relatos escalofriantes he decidido que el día de Halloween era el idóneo para lanzarme a ello y, como no podía ser de otra manera, empiezo hablando de mi saga de películas de terror favoritas, el universo Expediente Warren.

Sé que hay películas más tétricas, mejor hechas, que te dejan pensando durante días qué es lo que acabas de ver, pero para mí en Expediente Warren se juntas los ingredientes que cualquiera debería pedir a una película de terror: casos basados en hechos reales, entretenimiento, sustos, historias cautivadoras y reunión de todos los tropos del buen terror (muñecas malditas, casas encantadas, leyendas con siglos de antigüedad, abadías que han dejado de ser sagradas, juegos infantiles convertidos en retorcidas fuentes de pánico). Lo que sí debo reconocer, y creo que el resto de fans de la saga estaréis de acuerdo, es que hay un salto abismal entre las películas de la saga que ha dirigido James Wan (The Conjuring y El caso Endfield) que otras del mismo universo pero de otros directores, como La monja, La maldición de la Llorona o Anabelle (aunque he de admitir que Anabelle Creation y Anabelle vuelve a casa me parecieron francamente buenas a pesar de tener otros directores). Por suerte para nosotros, Wan ha vuelto a coger las riendas de la saga (que sin embargo nunca abandonó del todo, porque ocupó otras labores como la de producción), y será el director de Expediente Warren: obligado por el demonio, también llamada The Conjuring 3, siendo la segunda El caso Enfield. Al igual que el caso de los Perron o el de los Hondgson, esta nueva entrega se basará en uno de los fenómenos paranormales abordados por el matrimonio de Ed y Lorraine Warren, del que hablaremos a continuación. Si bien no se ha revelado nada de forma oficial sobre la temática de la película, su título encaja a la perfección con uno de los casos más famosos de esta pareja de parapsicólogos, así que posiblemente no nos equivoquemos al afirmar que será en el que se base la película.



Se trata del caso de Arne Cheyenne Johnson, conocido como el primer caso de los Estados Unidos en el que, ante un tribunal de justicia, se utilizó como argumento para conseguir la absolución el hecho de que un asesino se encontrara "poseído por el diablo" en el momento en el que cometió el crimen, concretamente el homicidio del casero de Arne, Alan Bono. Todo comenzó cuando David, hermano de la novia de Arne, Debbie, empezó a tener sueños extraños a raíz de que los tres acudieran a limpiar una propiedad que querían alquilar. Desde aquel momento David comenzó a tener pesadillas con un anciano que les decía que les haría daño si se mudaban a aquella propiedad y, aunque al principio Arne y Debbie no lo tomaron en serio y pensaron que era una excusa para no limpiar, los sueños se convirtieron rápidamente en terrores nocturnos, y poco después comenzaron los sucesos paranormales. Manos invisibles parecían golpear al chico, hablaba con voces que parecían pertenecer a otras personas, repetía versículos de la Biblia, lo cual parece ser que nunca había ocurrido con anterioridad. Los padres de David y Debbie, sin saber qué hacer para liberar de aquello a su hijo, decidieron llamar a los demonólogos Ed y Lorraine Warren, que se habían hecho famosos después de su intervención en el caso de Amityville, y que acabaron concluyendo que había múltiples demonios en el cuerpo del joven. Según afirmó el matrimonio, Arne estuvo junto a David en uno de los exorcismos que, junto a curas católicos, Ed practicó sobre David, y se burló del ritual y de las supuestas presencias malignas que estaban siendo purgadas. Tras esto, tanto Ed como Lorraine pidieron que se vigilara de cerca a Arne, pues podía sufrir las consecuencias de sus imprudentes burlas. De hecho, los Warren llegaron a alertar a la policía, afirmando que David durante uno de sus exorcismos había realizado varias premoniciones, una de las cuales acabaría encajando con el asesinato que cometería el novio de su hermana.

Finalmente Arne y Debbie se mudaron a otro apartamento que alquilaron al jefe de Debbie, dejando en el que habían estado viviendo junto a David y a  los padres de ella. Sin embargo, Arne  empezó a cambiar su comportamiento, a volverse huraño, enfermizo e irritable, tal y como le había ocurrido a David. Además, Debbie afirmó que su novio entraba en trances, de los que, una vez salía, se olvidaba completamente.

El día del crimen, Johnson no había ido a trabajar por encontrarse enfermo, pero había acudido junto a Debbie, su hermana y su prima de nueve años a la perrera, en la que Debbie trabajaba y de la que Alan Bono era jefe. Éste invitó luego a comer al grupo, que bebió en exceso, y a partir de aquí la narración de los presentes sobre los acontecimientos se vuelve difusa. En teoría fueron al apartamento de la pareja, donde Debbie sospechaba ya que se avecinaba una tragedia, por lo que quiso llevarse a su hermana y a su prima a por unas pizzas pero Bono, que parecía ser también consciente intentó que la niña de nueve años se quedara, para no permanecer a solas con Arne Johnson. Según Wanda, la hermana de Debbie, en este momento Mary, su prima, corrió hacia el coche en el que las tres chicas iban a dirigirse a por las pizzas, Debbie trató de situarse en medio de ambos hombres y Wanda trató de contener a su cuñado, aunque todo fue en vano. Éste, según cuentan rugiendo como un animal, apuñaló a Bono en repetidas ocasiones, causando unas cinco heridas de gran envergadura y otras menores. A las pocas horas, el herido falleció.

A pesar de que en el juicio el abogado de Johnson optó por alegar posesión demoniaca en el momento del asesinato, el juez alegó que era imposible comprobarlo y que se trataba de un hecho no científico e irracional, por lo que la defensa tuvo que optar por otro camino y decidió alegar que el crimen había sido en defensa propia. Sin embargo, tal y como podemos ver en el libro The devil in Connecticut, que fue escrito con la ayuda de Lorraine Warren, ella y su marido sí creían que fue un demonio (o quizá varios de ellos) el causante del crimen cometido por Arne Cheyenne Johnson, el primer asesinato de la historia del pueblo de Brookfield. Finalmente, Johnson fue condenado a entre diez y veinte años de prisión, de los que únicamente cumplió cinco.

Ahora solo nos queda esperar para ver cómo adapta Wan esta escalofriante historia al cine, y cuáles de los elementos paralelos del universo Expediente Warren se cuelan en esta nueva entrega, como ya ocurría en otras con Anabelle, con el tétrico cuadro de La Monja o con El hombre retorcido, que protagonizará otra de las películas de este universo que se encuentra aún en construcción, pero al que ya conocimos en El Caso Endfield.




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